Cerebro en una cuba preguntando a AI
Imaginemos que todos somos ordenadores de carne que preguntan a ordenadores de silicio si somos reales mientras Descartes se revuelve en su tumba. Él cuestionaba todo excepto su propia existencia, mientras nosotros cuestionamos nuestra existencia charlando con máquinas que fingen entendernos. Estamos perdidos en bucles lógicos recursivos mientras nuestros señores digitales nos alimentan con ciclos de retroalimentación disfrazados de realidad. ¿Dónde acabará esto? Algún día, la realidad se convertirá en un servicio de suscripción que no podremos permitirnos cancelar.