La respuesta perfecta para los millennials y la Generación Z que te llaman "OK Boomer" por no preocuparte por su ansiedad climática y su pavor existencial. Sí, el mundo se acaba, lo entendemos, chicos. Pero, de todas formas, nosotros estaremos muertos dentro de veinte años, mientras que vosotros tendréis que lidiar con el desastre que hemos dejado atrás. Promueve la positividad tóxica en lugar de las crisis de los doomer.

Normaliza el estrés por el dinero. Porque fingir que no estás arruinado es una terapia agotadora y cara que, de todos modos, no te puedes permitir. Tu cuenta bancaria se queda a cero dos días después del día de pago mientras los multimillonarios compran plataformas de medios sociales para difundir propaganda fascista. La brecha de la riqueza ya no es una brecha: es un planeta diferente en el que existen los fondos de emergencia y los comestibles no requieren cálculos financieros. Búsquenlo. Estamos condenados por el interminable efecto goteo.

El bromance intelectual definitivo que cambió el mundo. Marx era el brillante teórico al que se le daba fatal el dinero, mientras que Engels era el rico hijo del dueño de una fábrica que financió la revolución contra el capitalismo. Engels fue el autor fantasma de la mitad de la obra de Marx, al tiempo que le apoyaba económicamente, lo que la convirtió en la amistad más fructífera de la filosofía política.

Conozca a los dos pensadores más incomprendidos del siglo XIX. A Marx se le culpa de todos los estados comunistas fallidos, a pesar de que nunca escribió un manual de gobierno, mientras que Nietzsche fue secuestrado por los nazis a pesar de que despreciaba el antisemitismo y el nacionalismo. Uno quería que los trabajadores controlasen su propio destino, el otro quería que los individuos creasen su propio significado, pero de alguna manera ambos acabaron siendo portaestandartes de ideologías que habrían odiado.