Dioniso representaba el vino, la celebración, el éxtasis y la liberación de las limitaciones sociales a través de la embriaguez y el jolgorio salvaje. A diferencia de los templos de la cultura del fitness, dedicados a la disciplina y la abnegación, un templo dionisíaco celebra el exceso, el placer y el abandono del control racional. Este enfoque filosófico de la existencia corporal prima el caos sobre el orden, la embriaguez sobre la sobriedad y la alegría hedonista sobre la pureza ascética.

La cultura de la gimnasia física se obsesiona con las ganancias musculares, mientras que los músculos del pensamiento crítico se atrofian con el desplazamiento por las redes sociales y el consumo de telerrealidad. Mientras la gente controla las repeticiones y la ingesta de proteínas, descuida los ejercicios mentales como leer filosofía, cuestionar suposiciones y desafiar creencias. El ejercicio intelectual es más importante que el físico para el florecimiento humano, pero no se le presta atención.

Nietzsche advertía que cuando miras al abismo, el abismo te devuelve la mirada, y cuando luchas contra monstruos, ten cuidado de convertirte tú mismo en uno. Esta advertencia sobre la confrontación con la oscuridad refleja cómo el estudio del mal o la participación en sistemas corruptos pueden corromper al observador. La cultura moderna de Internet es la prueba de ello, ya que el desplazamiento interminable por la depravación humana transforma lentamente al espectador.

Nietzsche tomó prestado el amor fati del estoicismo, pero lo transformó de aceptación resignada en afirmación apasionada. Mientras que los estoicos enseñaban a aceptar el destino con desapego emocional, Nietzsche exigía amar cada momento de la existencia, incluido el sufrimiento. Amor fati significa abrazar tu vida entera tan completamente que elegirías vivirla infinitamente de nuevo a través de la recurrencia eterna.

Los principios filosóficos merecen una costura permanente porque la navaja de Ockham sigue afilada tras siete siglos de cortar malos argumentos. La lógica bordada significa que tu compromiso con la simplicidad y el pensamiento claro no se desvanecerá como las teorías complicadas que se derrumban bajo el escrutinio. La sabiduría medieval sobre la elección de explicaciones sencillas sigue siendo relevante en nuestra era de tonterías excesivamente complicadas.

Guillermo de Ockham sostenía que la explicación más sencilla suele ser la correcta cuando existen múltiples teorías. Su navaja recorta la complejidad innecesaria eliminando los supuestos que no añaden poder explicativo. Los modernos teóricos de la conspiración ignoran este principio creando elaboradas tramas cuando la simple incompetencia humana explica la mayoría de los fallos. A veces la respuesta obvia lo es porque es cierta.